
Aprovechando la ausencia del presidente Luis José de Orbegoso, el general Felipe Santiago Salaverry tomó Palacio de Gobierno y se proclamó Jefe Supremo de la República el 23 de febrero de 1835.
Entonces, Orbegoso solicitó ayuda al presidente de Bolivia, el general Andrés de Santa Cruz, quien ingresó al Perú con 5000 soldados.
Salaverry declaró la "guerra a muerte" a los "invasores" y sus aliados peruanos, llegando a fusilar a varios de ellos.
Después de algunas victorias iniciales, Salaverry fue derrotado en la decisiva batalla de Socabaya del 7 de febrero de 1836. Cuando trataba de escapar, fue capturado y llevado ante un tribunal que le hizo un jucio sumario. Se le declaró culpable de crímenes de guerra y fue condenado a morir fusilado. La pena se cumplió el 18 de febrero de 1836, en la Plaza de Armas de Arequipa.